Un poco de nuestra historia

A mi mente hoy vienen, ante el paso inexorable del reloj recuerdos de tantas cosas que me hicieron feliz. El pasado está bajo mi piel.
Árboles que fueron testigos de mis primeros juegos, de la inocencia intacta.
Dibujo en mi mente su estampa de verdes ramas, frutos que abrazan mi infancia, aquella que jamás volveré a tener.
Cuántas veces añoramos esos momentos de la niñez: visitar la familia, los primos, jugar, andar en bicicleta, el caballito de madera, las hamacas, la rayuela, saltar a la soga, uno, dos, tres, piedra libre.
Amigos, sabios consejos, bailes, gente sencilla, pueblo, personas que rememoro con un cariño especial.
Nuevamente tropecé con mis recuerdos: me invade la nostalgia.
Atesoro dos épocas muy diferentes: la vida en el campo y en la ciudad.
El verde luminoso del prado, el azul limpio del cielo, el amarillo brillante de los girasoles, los trigales con sus espigas doradas, el fresco aroma del pasto, el canto de los pájaros.
Ya en la ciudad, nuevos amigos, costumbres de carnaval, las bombitas de agua en el patio, en la calle, reír y compartir aventuras, los aromas de las comidas de mi mamá, instantes maravillosos que no se borrarán nunca.
Esta casa encierra esos momentos hermosos de mi vida; mis padres, mi familia, mi historia personal; en ella me señalaron el camino: seguir mis sueños, abrazar una profesión, todo con responsabilidad y amor.
Estas son las raíces en las cuales se basa y fundamenta este hotel.

Por ello quisiera que perduren en el tiempo.